Por Angélica Paredes López
El disfrute pleno de los derechos humanos continúa siendo una utopía para millones de personas, como afirmó el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en ocasión del aniversario 70 de la Organización de Naciones Unidas, conmemorado en septiembre de 2015:
“Es inaceptable la militarización del ciberespacio y el empleo encubierto e ilegal de las tecnologías de la información y las comunicaciones para agredir a otros Estados, como también lo es que se distorsione la promoción y protección de los derechos humanos, utilizándolos de forma selectiva y discriminatoria para validar e imponer decisiones políticas”.
El discurso del Presidente cubano despertó conciencia acerca del panorama internacional; y ratificó el compromiso de Cuba con la defensa de los derechos humanos, no sólo de sus ciudadanos, sino de otros pueblos del mundo.
A pesar de sus carencias y dificultades, Cuba impulsó el proyecto de cooperación conocido como “Operación Milagro”, que ha realizado cirugías oftalmológicas gratuitas a más de tres millones de personas de una treintena de países.
Hoy, más de 50 mil cooperantes de la salud prestan servicios en numerosos estados de casi todos los continentes. Colaboradores voluntarios y especializados de la Brigada Médica “Henry Reeve”, partieron a combatir el virus del ébola en África, en las regiones más afectadas.
Asimismo, en varios países de América Latina y el Caribe se han graduado nueve millones de personas con el programa de alfabetización “Yo sí puedo”; y mucho más de un millón mediante el programa de continuidad “Yo sí puedo seguir”.
En medio de estas contribuciones a las naciones de América Latina, el Caribe, África y otras partes del mundo, Cuba continúa enfrentando la política de bloqueo que durante más de cincuenta años ha impuesto el Gobierno de Estados Unidos, lo que constituye una violación grave y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano.
Pero el pequeño país no se detiene. Todos los ciudadanos acceden sin discriminación a la prestación de servicios básicos como la educación, la salud, la asistencia y la seguridad social. Cuba cuenta con indicadores de salud similares a los de los países desarrollados. La educación tiene carácter universal y es gratuita en todos los niveles de enseñanza.
En el complejo escenario global, las cifras son alarmantes: más de 800 millones de personas padecen hambre en el mundo; más de 700 millones de adultos son analfabetos y más de seis millones de niños mueren cada año por enfermedades prevenibles.
Todos ellos, como resultado de un orden internacional excluyente, injusto y desigual, no forman parte de la particular visión de los países del Norte acerca de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Entretanto, Cuba sigue comprometida con una genuina cooperación internacional sustentada en la indivisibilidad de los derechos humanos, la no selectividad y la no politización.
La Isla caribeña también exhibe un amplio historial en materia de cooperación con todos los mecanismos de derechos humanos que se aplican sobre bases universales y no discriminatorias.
Los representantes del gobierno cubano han ratificado que la nación continuará respaldando la lucha por establecer un orden internacional más justo, democrático y equitativo que elimine los obstáculos a los esfuerzos nacionales para la realización de todos los derechos humanos.
Manipulada y tergiversada por las transnacionales de la información, la realidad de Cuba ha podido sortear escollos para mostrar la obra y los desafíos de la nación en el ámbito de las garantías fundamentales.
Siempre asediada y agredida, Cuba ha reiterado en las más adversas circunstancias su compromiso con la defensa de los derechos humanos de su pueblo y de otras naciones del mundo.
Tomado de Radio Rebelde
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