Por Cristiane Sampaio
A lo largo de cuatro décadas, el país acumuló larga experiencia en el área educacional, hasta que en 2001, la pedagoga Leonela Rebys desarrolló el método en que se basa el proyecto traído a Brasil por el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST). Inicialmente aplicado en Haití durante una campaña de alfabetización por medio de la radio, el Yo Si Puedo fue, con el tiempo, multiplicándose por el mundo, en especial en América Latina, en un intento de universalizar la enseñanza.
«Garantizar el acceso a la educación a todas las personas es una prioridad de los gobiernos revolucionarios y poder compartir lo que tenemos con otros pueblos del mundo ha sido una constante en nuestra historia», afirma la cónsul general de Cuba en el Nordeste, Laura Pujol.
Más de 3,5 millones de personas ya fueron alfabetizadas por el método en países como Bolivia, Venezuela, Argentina, México, Ecuador, Nicaragua y Colombia. El proyecto también fue adoptado en lugares como Nueva Zelandia, España y países de África.
«Los compañeros de Cuba nos buscaron, como MST, y nos dijeron: ‘Mira, tenemos un programa de alfabetización muy rápido. Queremos saber si ustedes tienen interés porque nosotros queremos hacer una alianza'», recuerda.
A partir de ahí, con la participación de pedagogos y militantes que ayudaron a adaptar el método para Brasil – el primer país, inclusive, en traducir el Yo Si Puedo al portugués -, el proyecto fue se esparciendo por el territorio nacional. Pasó por estados como Piauí, Maranhão, Paraná, Pará, Rio de Janeiro y Ceará. En Fortaleza, un aspecto interesante: la iniciativa llegó a los picapedreros de las obras de la Copa del Mundo de 2014.
«Los trabajadores que estaban construyendo un estadio moderno – como es para la Copa – no sabían leer ni escribir y gracias a Dios y a ese método cubano, conseguimos alfabetizarlos», destaca Stedile, exponiendo una de las contradicciones que rodeaban al Mundial.
Dirigido especialmente a la formación de adultos o ancianos que no tuvieron la oportunidad de estudiar, el Yo Si Puedo utiliza estrategias para la sensibilización de un público que, por los caminos de la vida, aprendió a no creer en la educación y en los gobiernos.
El método mezcla la adopción de cartillas educativas – cuya aplicación es acompañada por educadores contratados por el proyecto – con el uso de la televisión. Las enseñanzas son transmitidas por medio de 65 capítulos en formato de telenovela, en un intento de ser más atrayentes a los ojos de los alumnos y masificar el alcance del proyecto.
CARACTERÍSTICAS
Para los especialistas que acompañan el Yo Si Puedo, el éxito de la iniciativa reside en la identificación previa de las necesidades de los alumnos. Entre otras cosas, están preocupados por escoger aulas cercanas a las residencias de los estudiantes y en hacer, al comienzo de cada clase, un momento de acogida, lo que favorece el confort del alumno y el aprendizaje. Para ello, vale echar mano de poesías, canciones u otros juegos que favorezcan la diversión en la sala de clases.
«Ellos están a gusto. Es una conversación interesante, un tiempo educativo muy bueno», dice el profesor Erasmo da Silva Ferreira, que estudia en un curso del municipio de Jenipapo dos Vieiras, en Maranhão.

Profesor Erasmo Ferreira da clases a su propio padre, Raimundo, y a otros seis miembros de su familia
POLÍTICA DE ESTADO
Con base en estos principios y con la perspectiva de una unión latinoamericana, el MST cuenta que batalla hoy por la conversión del Yo Si Puedo en una política de Estado en Brasil. «Es imposible que usted construya una sociedad más justa, más igualitaria, con analfabetos», complementa Stedile.
*La reportera viajó con apoyo del Gobierno del Estado de Maranhão y del MST.
Edición: Camila Maciel y Vivian Fernandes | Traducción: Pilar Troya | Fotografía: Leonardo Milano/Mídia Ninja
Tomado de Brasil de Fato
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