El andar siempre reflexivo de La Bicicleta que rueda mejor que ninguna
¨No seas guanajo Arturo¨ vociferaba Marisol del Monte, desde la cocina donde preparaba el desayuno. Era una de mis vecinas y su estridente voz nos llegaba cada amanecer con más potencia que el cántico de los gallos.
Regañaba a su marido por su escandalosa inocencia que lo llevaba a cometer despistes antológicos; como aquel, que dicho en buen cubano le puso la tapa al pomo, cuando le compró a Belarmino ¨La Estafa¨ unas supuestas semillas de maíz, creyendo la absurda promesa de que cada mazorca tendría mitad granos normales, mitad de los usados para hacer palomitas. De más está decir que perdió su dinero y obtuvo maíz común, quedando conforme con la explicación del pillo vendedor que lo convenció, asegurando que era una consecuencia del cambio climático.
Pedro, alías el Cercenado, que había perdido parte de su mano derecha en una sierra, cuando los efectos etílicos le borraron el madero…
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