Primer Comando de la Capital», es una poderosa banda criminal que controla el negocio en São Paulo y en varios estados de Brasil, considerada una de la mayores organizaciones de su tipo en el mundo, con ramificaciones en Colombia, Paraguay, Argentina, Perú y otros países sudamericanos
Por Francisco Arias Fernández
«Armados con fusiles, dinamita, miras láser y equipos de visión nocturna, los delincuentes atacan durante tres horas la sede de la empresa española Prosegur y acaban matando a un empleado de seguridad para hacerse con un botín de 11,7 millones de dólares. En su fuga, detonan 15 vehículos con explosivos accionados a distancia y se enfrentan a la Policía en un violento tiroteo, hasta que consiguen escapar a Brasil».
El asalto de una banda de narcotraficantes brasileños en territorio de Paraguay le dio la vuelta al mundo en pocos segundos a mediados de abril de 2017. Algunos calificaron el hecho como el robo del siglo.
Pero la cruda realidad era el poder alcanzado por la mafia del narcotráfico brasileña, encabezada por el denominado «Primer Comando de la Capital», una poderosa banda criminal que controla el negocio en São Paulo y en varios estados de Brasil, considerada una de la mayores organizaciones de su tipo en el mundo, con ramificaciones en Colombia, Paraguay, Argentina, Perú y otros países sudamericanos, donde opera para asegurar el aprovisionamiento de armas y drogas, con la mira puesta en el control del mercado de estupefacientes en América Latina.
El cartel fue creado por un grupo de presos tras la masacre del presidio de Carandiru, ocurrida el 2 de octubre de 1992. Según estadísticas oficiales, hoy tiene más de 30 000 miembros dentro y fuera de las cárceles.
Comercio de armas desborda la violencia
Coinciden expertos y periodistas que gran parte del caos en la región ha sido incitado por las armas estadounidenses y la violencia que se desborda desde Brasil. En el 2017 Paraguay recibió casi 35 millones de armas y municiones, más del triple que en el año anterior, según datos del Gobierno estadounidense divulgados por The New York Times.
Eran tantas las armas que se enviaban a Paraguay que, después de notar el aumento en el volumen, los funcionarios estadounidenses tomaron medidas extraordinarias para frenar la exportación de armas comerciales a ese país. Gran parte de ese armamento se transportó después en secreto desde territorio paraguayo a localidades de Río de Janeiro y São Paulo.
La fracasada guerra contra el narcotráfico implementada por ee. uu. en el continente ha ayudado a desatar un nivel de violencia récord en la nación más grande de América Latina y ahora se está extendiendo más allá de las fronteras.
Además de la venta de drogas y de armas, el Primer Comando de la Capital se dedica a asaltar bancos y furgones blindados. También posee negocios menores en las comunidades periféricas y en las favelas que domina, todo directamente ligado al mercado de la droga, porque necesitan dominar el territorio para establecer estos negocios paralelos.
Imperio del hampa
Controla sectores económicos legales como gasolineras, tiendas y bares, casas de cambio, empresas para invertir dinero, de la construcción civil y de la gestión de escombros, así como alquiler de pisos e inmuebles y la venta de coches usados, según las investigaciones policiales. «Además de ser la principal organización criminal de Brasil, está adquiriendo las características de una mafia capaz de penetrar en el tejido social del país. Como una mafia posee negocios legales y una estructura cada vez más organizada», asegura Rafael Alcadipani, experto en Seguridad Pública.
Añade que es una facción criminal muy cruel en su forma de actuación, que se impone a través de la fuerza y que utiliza métodos violentos. En São Paulo anualmente hay entre 4 000 y 5 000 desaparecidos, de los que nunca más se sabe.
El principal adversario del cartel mafioso brasileño es la llamada Familia del Norte, organización criminal que controla la mayoría de las rutas del narcotráfico en la Amazonía: el suministro de marihuana desde Perú y cocaína desde Colombia.
Narcopiratas en la Amazonía
Para contrarrestar su influencia, el Primer Comando de la Capital ha desencadenado una extensa red de narcopiratas que actúa en las principales vías fluviales, para monopolizar el tráfico en todo el país.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Seguridad Pública del estado norteño de Amazonas, en el primer semestre de 2018 se registraron 530 homicidios en Manaus, la capital del estado.
Señalan medios locales que en los enfrentamientos entre piratas y narcotraficantes que cruzan el río en dirección a Manaus, a menudo se usan armas de gran calibre y muchas veces terminan con descuartizamientos y decapitaciones de miembros de las organizaciones.
Expertos coinciden en que la guerra contra el tráfico de drogas se ha centrado tradicionalmente en el encarcelamiento de los «soldados» que trabajan en las favelas y las periferias en la comercialización de los drogas, sin investigar a los poderes fácticos que hay detrás de este negocio. Poco se conoce de la estructura de esta industria, que da empleo a miles de personas, ni se sabe muy bien dónde estas organizaciones están lavando el dinero, ni cuáles son sus esquemas financieros o las rutas de los capitales.
Tomado de Granma
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