Por Danielle Laurencio Gómez
“Con mucho dolor recordé este vil atentado en el que murieron 73 personas, entre ellos mi querido padre, y este lugar es una muestra de por qué debemos y tenemos que mantener la Revolución Cubana”.
Así escribió en el libro de visitantes del Memorial Mártires de Barbados, en Las Tunas, Odalys Pérez Rodríguez, hija de Wilfredo Pérez, el capitán del avión DC-8, de Cubana, que el 6 de octubre de 1976 fue masacrado en pleno vuelo frente a las costas de Barbados, en el que perdieron la vida 57 cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos.
Palabras dolorosas como las de Odalys están plasmadas en el libro por trabajadores, estudiantes, campesinos, colectivos laborales de diferentes empresas y soldados que han visitado el sitio histórico y han querido expresar su repudio ante semejante suceso.
Las víctimas, en su mayoría jóvenes del equipo juvenil de esgrima que regresaban triunfadores de los Juegos Centroamericanos de Caracas, Venezuela, sufrieron el ataque de dos bombas en un hecho concebido por asesinos al servicio de la Agencia Central de Inteligencia y considerado en aquel momento como más cruel ataque terrorista en el hemisferio occidental.
El Memorial Mártires de Barbados, único de su tipo en Cuba y erigido en la otrora casa de Carlos Leyva González, uno de los esgrimistas tuneros fallecidos, recoge desde su surgimiento en 1978 la memoria de aquel día en que se sabotearon vidas inocentes, el deporte cubano y la integridad de un país que vela por la paz y la defensa de su pueblo.
El itinerario del vuelo de la aeronave, partes del fuselaje recuperado en el fondo del mar, las fotos de las víctimas, algunas de las pertenencias de Carlos Leyva y Leonardo McKenzie, otro tunero víctima del sabotaje, y en tres astas las banderas de Cuba, Guyana y Corea, son algunos de los elementos que conforman la institución.
“Nuestros muertos alzando los brazos”, una escultura del artista matancero Juan Esnart, situada en la parte exterior de la casa museo, ratifica el espíritu de lucha de los cubanos y constituye expresión de denuncia perenne al abominable crimen.
En la parte posterior del edificio un amplio local funciona como academia de esgrima donde diariamente acuden niños apasionados por el florete, la espada y el sable, a su vez que mantienen vivo el legado deportivo de quien habitó la casa.
A 42 años del siniestro, el Memorial Mártires de Barbados, en Las Tunas, permite a visitantes nacionales y extranjeros conocer los pormenores de un hecho que estremeció la historia de Cuba, sitio que se mantiene como tribuna de lucha contra el terrorismo, un flagelo que amenaza la tranquilidad ciudadana de miles de personas cada año y cobra vidas inocentes en distintas partes del mundo.
Visitantes de Inglaterra, Chile, Canadá, Barbados, Italia, y todas partes de Cuba, han llegado hasta aquí para plasmar, como mismo hizo la hija del piloto Wilfredo Pérez, su dolor y su sentir de solidaridad ante un crimen horrendo como el de aquel octubre del 76.
Tomado de ACN
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