
Foto: Archivo
Por Jorge Wejebe Cobo
John F. Kennedy contaba con irritación que Allen Dulles, director de la CIA, le aseguró que el éxito de la invasión por Bahía de Cochinos era aun mejor que la operación de la agencia en Guatemala que derrocó al presidente progresista Jacobo Arbenz, y al parecer esa sería la última mentira que el hasta entonces primer espía estadounidense le diría a un presidente porque poco después del descalabro dimitió bajo presión del mandatario.
Inclusive Dulles, inspirado en sus glorias pasadas, designó contra la Isla al mismo equipo que en 1954 acabó con el gobierno nacionalista en Guatemala. Aunque el desastre de la llamada Operación Pluto comenzó en su propia concepción, mucho antes de que los más de mil hombres de la brigada mercenaria abordaran sus barcos en Puerto Cabezas, Nicaragua, rumbo a Playa Girón y Playa Larga, al sur de la provincia de Matanzas, donde debían hacerse fuertes y establecer un gobierno títere que justificaría la intervención directa de EE.UU y sus aliados en la región.
Más allá de los propios errores profesionales de conducción de las acciones militares y de inteligencia de Dulles, su equipo y círculos de poder norteamericanos, fracasaron en Girón esencialmente porque no fueron capaces de comprender que se enfrentaban por primera vez en el hemisferio a una revolución popular que destruyó hasta los cimientos el poder burgués y sus instituciones represivas, y que era conducida por una dirección encabezada por su máximo líder quien estuvo siempre al frente de su pueblo.
Mentiras y falsas ilusiones
La Organización de Estados Americanos (OEA) sirvió de pantalla a la CIA y el Departamento de Estado para intentar desacreditar a Cuba como “importadora de la dictadura comunista al Continente” y crear condiciones para la agresión armada a la Isla, papel que repite actualmente ese engendro del imperio contra la Revolución Bolivariana al utilizar prácticamente el mismo lenguaje y acciones que desarrollaron contra la Isla.
En un clima de euforia generalizada de quienes esperaban una fácil victoria, fue realizada la partida de la Brigada invasora. El jefe de la CIA arengó a las tropas, al parecer bajo el influjo del buen ron de la región, diciéndoles que al llegar a tierra tomarían un jeep, avanzarían por la carretera, sacarían la mano como quien va a doblar a la izquierda y llegarían directamente hasta La Habana.
El festejo lo completó el dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza, quien dijo a los invasores: “iTráiganme un pelo de la barba de Fidel!”
Para seguir con el legado de la CIA en Guatemala, los oficiales estadounidenses valoraron que la entrada en acción de aviones mercenarios sobre ciudades guatemaltecas y sus instituciones armadas, fue un factor desmoralizador en la población y sembró el terror entre muchos soldados y oficiales, quienes se plegaron al golpe.
Pero esa práctica sería completamente adversa al imperialismo en la Isla cuando llevó adelante el plan de bombardeo el 15 de abril de 1961 a las principales bases aéreas y aeropuertos mediante aviones B26 con falsas insignias de las fuerzas aéreas cubanas, que partieron de Nicaragua .para simular una sublevación militar interna , que pocos en el mundo creyeron.
Esa primera acción fracasó en su objetivo de destruir los pocos aviones que había en los aeródromos, y de las ocho naves invasoras más de la mitad resultaron alcanzadas y algunos posiblemente derribados por el fuego antiaéreo y EE.UU. quedó evidenciado como país agresor ante el orbe, denunciado en la ONU por el canciller cubano Raúl Roa.
Pero también el malogrado ataque limitó el factor sorpresa y sobre todo en el orden político, moral e histórico, provocó una respuesta demoledora. A menos de 24 horas del ataque y a 24 de la invasión.
El 16 de abril el Comandante en Jefe Fidel Castro declaró el carácter socialista de la Revolución en el entierro de las víctimas de la agresión a Ciudad Libertad, en La Habana, en un acto improvisado cercano a la entrada del cementerio Cristóbal Colón, a menos de 10 kilómetros de la base bombardeada y en el cual llamó a defender la nación bajo la consigna de Patria o Muerte, respaldado por la inmensa mayoría del pueblo cubano.
Fin de la aventura y legado de los vencedores
En ese contexto, con la Isla convertida en un gran baluarte de la Revolución, durante la madrugada del 17 de abril se dieron las órdenes y los mercenarios se aprestaron para el desembarco en Playa Girón y Playa Larga, donde la realidad comenzó a transcurrir muy diferente a lo esperado.
El primer grupo de milicianos que encontraron en la costa no se les sumó alegremente como les prometieron, sino que respondieron con fuego y les hicieron las primeras bajas.
La población civil, lejos de mostrarse como víctima de la “dictadura comunista”, apoyó a las milicias y cuando bajo amenaza se les conminaba a colaborar respondían con el silencio a las propuestas.
Tampoco esperaban que desde el primer día en Cuba la supuesta destruida fuerza aérea cubana, resurgida como el ave fénix, no le diera un minuto de tregua e iniciara sus misiones hundiendo la flotilla donde venía gran parte de la logística para la invasión y derribara buena parte de sus aviones.
Era solo el comienzo del infierno en que se convirtió la entretenida aventura que les aseguró la CIA que sería la invasión, hasta la derrota final ante los combatientes del Ejército Rebelde y las Milicias Nacionales Revolucionarias.
El asalto final que tomó el último reducto de los invasores, en Playa Girón, el 19 de abril, fue dirigido personalmente por el Comandante en Jefe Fidel Castro al frente de la columna de tanques y tropas para la batalla conclusiva.
En alrededor de 66 horas fue aplastada la agresión, y sus consecuencias políticas e históricas tuvieron un impacto global en el siglo XX que consolidó la Revolución y colmó de esperanzas a los pueblos latinoamericanos sumidos en dictaduras y gobiernos títeres apoyados por Washington.
Sin embargo, las lecciones de esta historia son olvidadas por la actual administración de la Casa Blanca, que se empecina en repetir los viejos errores de subestimar la capacidad de resistencia y lucha de nuestro pueblo e insiste en las medidas agresivas de incrementar el bloqueo económico, comercial y financiero y las amenazas de agresiones como lo han hecho durante 60 años.
Siempre tendrán como respuesta, en cualquier terreno, otra victoria como la alcanzada en las arenas de Playa Girón aquel ya lejano y heroico 19 de abril de 1961.
Tomado de ACN
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