Al margen de las ecuaciones matemáticas y de que el actual mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, haya llegado al poder con más de tres millones de votos por debajo de su contrincante, la realidad es que millones de estadounidenses votaron por él, algo que resulta más inexplicable que el resultado final.
Por Elson Concepción Pérez

De izquierda a derecha: Ayanna Pressley, Ilhan Omar, Alexandria Ocasio-Cortez y Rashida Tlaib. Foto:RTVE
Tanto para quienes marcaron su papeleta electoral a favor del magnate inmobiliario, como para la otra mayoría que no lo hizo así, Trump es el presidente, y lo que es peor, cada día sorprende a su pueblo y a la comunidad internacional, con acciones políticas, mediáticas y hasta militares, falta de la más mínima coherencia propia de un jefe de Estado. ¿Cómo es posible entonces, que todavía sea el presidente de EE. UU. y que muchos lo inciten a reelegirse?
En los últimos días, su improvisación ha rayado la irracionalidad, y sus dotes de supremacista blanco, xenófobo y con tintes fascistas, han brotado y ¡de qué manera!, dando la impresión de sentirse seguro aunque camine por una tensa y resbaladiza cuerda.
Sus más recientes ofensas contra cuatro congresistas estadounidenses del Partido Demócrata, opuestas a las redadas antinmigrantes que iniciaron el fin de semana, han generado una gran polémica. Cínico y frío, tuiteó: «¿Por qué no regresan a sus países, que están totalmente destruidos e infestados de crimen? Es tan interesante ver a esas congresistas demócratas «progresistas», que vienen de países cuyos Gobiernos son una catástrofe total y completa, los más corruptos e ineptos del mundo (si es que tienen Gobierno), decirle a gritos y con saña al pueblo de Estados Unidos, la nación más poderosa y grandiosa de la Tierra, cómo debe ser su Gobierno».
Una ofensa que, además, mostró al mandatario como un analfabeto de la propia historia de la inmigración en EE. UU. pues, de las cuatro congresistas a las que ofendió, hay una sola cuya familia emigró de Somalia al territorio norteño. Parece que olvidó que él es nieto de un inmigrante que llegó a EE. UU. en 1905, huyendo de una investigación en el imperio alemán y escapando del servicio militar obligatorio, entonces vigente en aquel país.
Como caballo desbocado, el gobernante se ha lanzado con todo en su carrera electoral para 2020 y con esta forma de avivar las llamas de la tensión racial pretende reforzar su base electoral, mayoritariamente blanca, sembrando divisiones entre sus adversarios políticos.
La congresista Alexandria Ocasio-Cortez, nacida en Nueva York en una familia proveniente de Puerto Rico, y claro objetivo de los tuits presidenciales, señaló: «Es importante tener en cuenta que las palabras del presidente ayer (domingo), que les dijo a cuatro mujeres estadounidenses ‘‘que regresaran a su país”, son el sello distintivo de los supremacistas blancos».
«Trump sin vergüenza lleva al Partido Republicano a posiciones abiertamente racistas, y esto debería preocupar a todos los estadounidenses», agregó.
Anteriormente, ya Trump había calificado de «países de mierda» a naciones africanas, a Haití y a El Salvador definió a los inmigrantes que intentan llegar a su país, como una «invasión de criminales». Cuando quizás no había pensado siquiera ocupar un cargo público en EE. UU., en 1973, fue denunciado junto a su padre por prohibir la entrada de negros en sus propiedades de alquiler.
Otra de sus acciones racistas tiene que ver con el caso conocido como los cinco adolescentes de Central Park, un hispano y cuatro afroamericanos acusados en 1989 por una violación que no habían cometido, lo que se comprobó en 2002, después que cuatro de ellos cumplieran sus condenas y uno todavía estaba en la cárcel. Cuando aún no se había realizado el juicio a los jóvenes, Trump irrumpió por primera vez en la escena pública, el 1ro. de mayo de 1989 y pagó 85 000 dólares para sacar un anuncio a página completa en todos los diarios de la ciudad pidiendo por el regreso de la pena de muerte y respaldando el accionar de la policía en el caso en cuestión.
El tiempo ha pasado, ahora el magnate presidente y la arremetida racista y xenófoba alcanza a inmigrantes y hasta congresistas del propio país que dirige.
EN CONTEXTO: SOBRE LAS CUATRO CONGRESISTAS ATACADAS POR TRUMP
- Alexandria Ocasio-Cortez: es la más joven en el nuevo Congreso, demócrata, latina, tiene 29 años, nació en el Bronx en un hogar de clase media. Su padre era arquitecto y su madre una ama de casa puertorriqueña. Estudió Economía y Relaciones internacionales en la Universidad de Boston.
- Ilhan Omar: es la primera mujer nacida en África en ganar un puesto en la Cámara de Representantes en EE. UU. Tiene 37 años y fue electa por el estado de Minnesota. Aboga por un sistema de cobertura de salud más amplio, mayores controles sobre la venta de armas de fuego y la eliminación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.
- Ayanna Pressley: es la primera mujer negra elegida al Congreso de Massachusetts. Nació el 3 de febrero de 1974 en Cincinnati, Ohio, pero se crió en Chicago, Illinois.
- Rashida Tlaib: nació en Detroit el 24 de julio de 1976. Abogada de origen palestino y parlamentaria demócrata en la Cámara de Representantes por Michigan. Tras jurar su cargo el 1ro. de enero de 2009, se convirtió en la primera mujer musulmana estadounidense en la Cámara de ese estado y la segunda mujer musulmana en la historia de los EE. UU. en ser elegida para cualquier cámara estatal.
Tomado de Granma. Fuente ELTIEMPO.COM
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