Cuando la ingratitud está detrás de un mercenario.
Por M. Manuel Reyes
En estos días ronda por las redes sociales la indignación de muchos internautas cubanos – de la isla y de otras latitudes- sobre la ofensa del mercenario Luis Manuel Otero Alcántara, quien se atrevió a ultrajar la bandera cubana. Primero, subió a facebook una foto en el baño, desnudo, con la insignia nacional en sus espaldas haciendo necesidades fisiológicas.
Esto no le bastó y fue a la playa, se bañó con la bandera, la introdujo en el agua, cual si fuera cualquier prenda, y la lanzó en la arena y se acostó sobre ella y, para más indignación, lo hizo con un short corto que poseía en sus tejidos la bandera de Estados Unidos. Una afrenta que los patriotas cubanos no continuarán permitiendo.
El repudio a tal ultraje es evidente por todos aquellos, que independientemente de la filiación política, reclaman respeto a ese símbolo, que ha sufrido históricamente los embates de quienes quisieron colonizar esta isla, hoy liberada, independiente y digna.
Ahora, no es del mercenario de quien pretendo expresar mis criterios, ya conocidos en artículos anteriores publicados en el Blog Rastros de Mentiras. Quiero anunciar que detrás de las acciones de ese individuo se encuentra Claudia Genlui Hidalgo, su novia actual.
¿Quién es esta joven que el enloquecido Luis Manuel logró reclutar para ser parte de un grupo contrarrevolucionario que solo ella, como miembro, es la única profesional?
Según su perfil en facebook, Claudia, graduada de la Universidad de La Habana, es especialista principal en arte y trabaja en la Galería Factoría Habana. Laboró en ese mismo cargo en la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Ella, con su actitud, ofende a la Galería Factoría Habana, institución reconocida y dirigida por la prestigiosa curadora española Concha Fontenla, amiga de Cuba. Este espacio, ubicado en la Habana Vieja, es un proyecto de recuperación urbana y artística, patrocinado por la Oficina del Historiador, que también le tendió sus brazos a Claudia para que se formara como profesional e incluso no es secreto que desde allí ha recibido ayuda médica para tratar su padecimiento como débil visual.
Estas entidades, defienden día a día a la patria cubana y sus símbolos. Por eso, estoy seguro que no están dispuestos a contar con los servicios de alguien que contribuye a la ofensa de lo más sagrado que tiene nuestro país, su bandera.
Claudia es actualmente una especie de coordinadora o ayudante del contrarrevolucionario Luis Manuel Otero Alcántara líder del grupúsculo contrarrevolucionario denominado “Movimiento San Isidro (en ofensa y sin consentimiento de los humildes pobladores de esta insigne barriada de la capital) financiadas por la USAID, la NED y otras organizaciones anticubanas en el exterior.
Esta joven es precisamente la que ha tomado todas las fotos donde Luis Manuel ofende la bandera cubana, hasta las instantáneas más repugnantes. Esa especialista graduada universitaria por la Revolución, desprecia la mano que la hizo una profesional y repudia a su patria, al estilo los cubanos contrarrevolucionarios que se pasean por las calles de Miami, organizando planes aún para derrocar la Revolución.
Es mentira que esta especialista cree en el arte como mecanismo de transformación social. Ella cree en engendros contrarrevolucionarios, en la provocación en la vía pública, en la desestabilización interna y en otras barbaridades que ejecuta su novio. Por eso, no merece el más mínimo respeto de las instituciones que la acogen.
Claudia está afectada por padecimientos de salud, los cuales no quiero mencionar por respeto; sin embargo, denigra la patria que le ha brindado las más esmeradas atenciones médica.
Es lamentable que se haya dejado arrastrar por las aventuras de un enloquecido asalariado del imperio, que cada día genera hacia su novia una imagen repudiable por todos aquellos que verdaderamente aman el arte, la patria, y muchos de ellos todavía aman también a Claudia una joven hija de la Revolución Cubana.
Tomado de Rastros de Mentiras
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