Por Nicanor León Cotayo

Protestas en Ecuador
Dos periodistas de El Nuevo Herald, Jim Wyss y Jacqueline Charles, publicaron un interesante análisis sobre la situación que vive esa área.
Lo redactaron esta semana y circuló el viernes.
Sus autores comienzan diciendo que tiene lugar cuando en Washington avanza un probable juicio político a Donald Trump.
Anticipan su conclusión al escribir que, una vez más, América Latina y el Caribe “parecen caerse a pedazos”.
Desde Perú hasta Ecuador, y desde Haití hasta Honduras, agregan, hay señales de problemas.
Además frente a una Casa Blanca venida a menos, “no pasa una semana sin que surja un nuevo incendio político” en la región.
Las políticas nacionales son definidas por la realidad, pero los índices mediocres de crecimiento en el territorio son un factor importante”, dijo Cynthia Arnson, directora del Woodrow Wilson Center sobre América Latina.
Ahora simplemente hay menos si los comparamos a la década del auge en los años 2000.
El estancamiento económico es un trasfondo importante para entender lo que sucede en la región.
Hace cuatro meses, prosiguen los autores del análisis, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su proyección de crecimiento económico para América Latina de 1,4 por ciento a solamente 0.6 por ciento.
¿Motivo? Políticas nacionales de los diferentes países y la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
El estudio recuerda que familias, cuyo nivel las elevó en América Latina a la condición de clase media, “se ven regresando de nuevo a la pobreza”.
Los antes citados periodistas opinan que ello explica la furiosa reacción en Ecuador cuando el gobernante Lenin Moreno cortó el subsidio al combustible para que el FMI concediera un préstamo de 4,200 millones de dólares.
Ahí se inició un incendio político aún no completamente apagado.
Esos enfrentamientos, cuya vanguardia quedó en manos de la comunidad indígena, a la que se han ido sumando trabajadores de distintos sectores, arrojó un saldo de siete muertos, 1507 heridos, de ellos, 435 policías.
Grupos de derechos humanos acusaron al gobierno de Lenin Moreno de uso excesivo de la fuerza, y su pretexto fue acusar al presidente venezolano Nicolás Maduro y al líder ecuatoriano Rafael Correa, de promover la crisis.
Sin embargo, no brindaron ni una prueba al respecto.
La ministra del Interior de Lenin Moreno, María Paula Romo, se atrevió a declarar:
“Hubo una protesta que se combinó con un intento de desestabilizar el gobierno y atacar la democracia”.
Diversos especialistas se dieron la mano al opinar que, aún cuando Moreno parece haber sobrevivido el levantamiento, “su futuro está en duda”.
La vida lo va demostrando de manera implacable.
Tomado de CubaSí
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