Por Miguel Cruz Sánchez
En la colosal obra martiana, dotada de esa inmensidad de frases y una formidable prosa que abarcó todos los sentimientos humanos , es prácticamente una rareza encontrar, más de una vez, la palabra «odio»
Tampoco eran movidos por el odio ciego y dañino nuestros proceres de la independencia, ni existió nunca la capacidad de odiar en las montañas de la Sierra Maestra donde jamás se asesinó a un soldado enemigo aún cuando eran parte de la más odiosa tiranía que conoció nuestra historia.
Una revolución como la nuestra nunca habría triunfado, ni se habría sostenido, sobre los pilares del odio, nuestros enemigos lo saben, ellos son expertos en odios y tratan en vano de plantarlo entre nosotros, como semilla enferma que haga germinar la cizaña que nos debilite.
Sus falsas noticias intentan desatar el odio hacia el estado y hacia nuestros líderes, sus mercenarios hacen hasta lo imposible por avivar los odios y en un siniestro plan buscan desesperadamente que un mundo terriblemente enfermo odie a nuestros médicos.
Pero Cuba es amor y el amor salva, nuestra tierra es fértil para la amistad y el humanismo; crecen aquí, como las palmas, la solidaridad y las ganas de hacer el bien sin que miremos a quién; sin embargo, somos una tierra árida para el odio y aún cuando lo sigan intentando siempre resultará una semilla perdida.
Tomado del muro de facebook del autor
Deja una respuesta