Por Miguel Cruz Suárez
Sí, somos cubanos, hacemos colas, nos faltan cosas materiales, no nos paseamos por los supermercados con el carrito abarrotado, ni tardamos algunos minutos decidiendo cuál es el mejor queso o la mejor mantequilla. Sí, somos cubanos y muchas veces nos apiñamos en torno a la parada de la guagua, en espera de algo que nos lleve de ida o de regreso. Sí, somos cubanos y no tenemos dentro de los planes del año comprar un automóvil o cambiar los muebles por otros más modernos.
Sí, somos cubanos y nos gustaría la cerveza barata, la carne a bajos precios, los viajes de recreo, la ropa y el confort, la vivienda accesible y otro montón de cosas que ustedes imaginan.
Sería fenomenal, que teniendo doctores que nos curan de gratis, escuelas para todos, avenidas sin niños que limpian los cristales, jóvenes sin el riesgo de entrar a una pandilla o la feliz ausencia de las balas de goma y los desaparecidos, tuviéramos también resueltas las carencias que surgen a diario.
Por eso es que nos cercan, nos agobian, nos niegan. Saben que eso es posible y la certeza espanta. Cómo le explicarían, a las grandes mayorías que pueblan el planeta, esos que tienen cosas, pero les falta vida, que una isla pequeña bloqueada hasta el cansancio, les puede demostrar que ser próspero y digno; racional y humano, es un sueño posible y no precisamente en el capitalismo.
Sus cálculos terribles les tienen demostrado, que Cuba sin bloqueo, podría llegar muy lejos, demasiado lejos para el gusto de quienes siguen esperando a que la fruta madura caiga, de una vez por todas.
Tomado del muro de Facebook del autor
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