
El mandatario brasileño recibió numerosas criticas de familiares de las víctimas que dejo la dictadura. | Foto: Instagram / Chico Rodrigues
Sebastiao Rodrigues de Moura, conocido como mayor Curió, torturó personalmente a sus prisioneros, usando barras de hierro o puños, y nunca mostró emoción, según versión de testigos.
El presidente brasileño Jair Bolsonaro recibió en el Palacio de Planalto a Sebastiao Curió, exoficial del ejército, y uno de los mayores represores durante la dictadura militar en los años 70 del siglo pasado, además de comandar a un grupo de exterminio contra un grupo insurgente.
La reunión tuvo lugar a las 10H20 horas locales de ayer lunes, pero no estaba en la agenda oficial del presidente, publicada por la Secretaría de Comunicación Social, pero en horas de la noche la incluyeron.
El mayor Curió, de 85 años, quien pasó a la reserva como coronel, fue denunciado por el Ministerio Público Federal por homicidio y ocultamiento de cadáveres durante la lucha contra el grupo insurgente.
En 2009, al periódico «O Estado de S. Paulo», Curió declaró que el ejército ejecutó a 41 opositores a la dictadura en Araguaia.
La llamada “Guerrilla de Araguaia” fue el brazo armado del Partido Comunista de Brasil en el estado de Para, en el corazón del Amazonas de la región norte del país suramericano.
Los archivos privados del militar revelados la década pasada describen la política de exterminio comandada durante los gobiernos de los dictadores Emilio Garrastazu Médici y Ernesto Geisel.
Sebastiao Rodrigues de Moura, conocido como mayor Curió, torturó personalmente a sus prisioneros, usando barras de hierro o puños, y nunca mostró emoción, según versión de testigos. El militar era un torturador sistemático, alguien que quería ver «resultados».
En una red social, el senador Chico Rodrigues publicó la foto de la reunión, a la que llamó «histórica».
La guerrilla de Araguaia fue un movimiento contrario a la dictadura militar (1964-1985), que funcionó entre las décadas de 1960 y 1970.
La lucha entre la guerrilla y el ejército tuvo lugar en la frontera de los estados de Goiás, Pará y Maranhão, dejando a 67 opositores a la dictadura muertos.
Según el Ministerio Público, Curió y los militares subordinados a él fueron tan lejos como matar a las personas detenidas a pesar de que se rindieron y no mostraron resistencia.
«Se demostró que los crímenes se cometieron en el contexto de un ataque sistemático y generalizado contra la población civil brasileña, promovido con el objetivo de garantizar el mantenimiento del poder usurpado en 1964, a través de la violencia», declara el MPF.
Tomado de teelSUR
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