La Casa Blanca causa, con el bloqueo, incontables carencias a las familias trabajadoras cubanas. Mientras invierte decenas de millones, cada año, en tratar de organizar una oposición política en la Isla.
Los resultados, sin embargo, son mediocres. Y el ansiado estallido social sigue sin producirse.
La maquinaria mediática nos dice que se debe a la “intensa represión del régimen” y al “relajo” natural de la población cubana.
Si repasamos la historia de Cuba, sin embargo, no hallaremos vestigios del citado “relajo”. La lucha independentista, la resistencia a la dictadura de Gerardo Machado o la propia Revolución, son pruebas de que ningún régimen de represión logró permanecer por tiempo prolongado en la Isla.
Cuba vive momentos duros, producto de la pandemia y del bloqueo. ¿Por qué no prende, entonces, la chispa social?
Hay varias razones: el propio recrudecimiento del bloqueo, que fortalece el sentido de resistencia y unidad nacional; la cultura política de la población cubana, que mira de cerca el desastre neoliberal en América Latina; o su confianza en una dirigencia que sigue practicando la austeridad y la cercanía.
Guatemala, Perú, Colombia, Chile… Ningún país, donde las protestas son reprimidas con gases y balas, ha sido sometido a la guerra económica, el financiamiento de una oposición artificial y el linchamiento mediático que sufre Cuba.
Sin embargo, ¿dónde se dan los estallidos sociales?
Tomado de Cubainformación.tv
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