
Por Luis Beatón
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, definió una ‘nueva’ política de su país hacia América Latina que busca mantener el papel hegemónico en la región.
Ya desde su campaña rumbo a la Casa Blanca, el actual mandatario, Joe Biden, expresó que quería ‘un equipo preparado desde el primer día que me ayude a reclamar el asiento de Estados Unidos a la cabeza de la mesa’. Ello sería el punto crucial –dijo- para ‘promover nuestra seguridad, prosperidad y valores’.
Al parecer Harris es el rostro visible de esa agenda hacia esta área geográfica y durante la 51 Conferencia Anual de Washington sobre las Américas el pasado 4 de mayo, adelantó qué pretenden lograr para mantener su dominio.
La número dos de la Casa Blanca abordó las áreas prioritarias para alcanzar el objetivo: un nuevo enfoque de política exterior, migración y corrupción, y recalcó que la hoja de ruta para Latinoamérica responde al pedido del Presidente de reforzar la influencia estadounidense.
En esa línea, Harris sostuvo que ‘es imperativo que promovamos la democracia y el buen gobierno, la seguridad y la prosperidad dentro de la región’.
Las razones de esta aproximación, insistió, es que ‘la fuerza de Estados Unidos depende de la fuerza del hemisferio occidental’. Para algunos observadores, las palabras de la vicemandataria esbozan la definición de ‘patio trasero’ que históricamente han usado en referencia a esta parte del mundo.
Al valorar como ‘increíblemente compleja y, en ocasiones, increíblemente complicada’ las relaciones con sus vecinos, Harris evitó alusiones a la larga historia de injerencia, presiones y medidas coercitivas que han caracterizado la política de su país hacia América Latina.
El secretario de Estado, Antony Blinken, ya abogó por redoblar esfuerzos para cumplir con las normas de la Carta Democrática Interamericana, algo que no es más que dar un aire a la intromisión en los asuntos internos de terceros que practica la Organización de los Estados Americanos.
Si bien Blinken declaró que el gobierno de Biden marca un giro en la política exterior, por otro lado la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó hace poco que un cambio en la posición hacia Cuba ‘no está actualmente entre las principales prioridades del presidente’, pero durante la campaña de 2020 sostuvo que ‘en gran parte… volvería’ al enfoque de Barack Obama (2009-2017) entre Estados Unidos y la isla.
De momento, los primeros meses de Biden en el cargo lo dominó su agenda interna, mientras la nación intenta salir de la crisis generada por la pandemia de la Covid-19.
Prensa Latina. Tomado de Orbe
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