
Por Alejandra García Elizalde
Los defensores de los derechos de las mujeres en Estados Unidos enfrentan la mirada patriarcal de los miembros del Partido Republicano y sus esfuerzos por penalizar y restringir el acceso al aborto en el país.
La polémica comenzó luego de que entrara en vigor la ley aprobada en Texas, la cual prohíbe la mayoría de las interrupciones de embarazos cuando se detecta actividad cardiaca en el feto.
Eso puede ocurrir antes de que muchas sepan siquiera que se encuentran en estado de gestación.
Promovida por el gobernador del mencionado estado, el republicano Greg Abbott, la norma permite que cualquier persona pueda demandar a quien realice un aborto voluntario o ayude de alguna manera a que se practique.
Resulta una barbaridad y una ofensa pretender poner al Estado, e incluso a cualquier ciudadano, entre una mujer y su médico, resaltó el analista Charles M. Blow.
Tras las elecciones de noviembre de 2020, los demócratas recuperaron la Casa Blanca y el control del Senado, pero los republicanos reforzaron su poder en las Cámaras estatales.
Desde entonces, los últimos lanzan una ofensiva legislativa que puede revertir derechos sociales que parecían consolidados, expuso Amanda Mars, corresponsal del diario El País en Estados Unidos.
Con la entrada en vigor de la ‘Ley del latido’ en Texas, las solicitudes de aborto se redujeron a su máxima expresión, mientras que las clínicas para ese procedimiento luchan por su supervivencia.
Las texanas con embarazos no deseados se ven obligadas a recorrer largas distancias para que se les realice una interrupción.
En el último mes, los centros médicos en los estados vecinos reportaron una creciente acumulación de pacientes, situación que cada vez es más difícil de gestionar, de acuerdo con Jennifer Reince, de la clínica Trust Women Oklahoma City.
Allí, más del 60 por ciento de las 219 citas de las próximas dos semanas son de mujeres que provienen de Texas.
Una de las pacientes es una menor de edad que quedó embarazada luego de que un familiar abusó de ella, aclaró la doctora y especificó que la nueva ley no hace excepciones en casos de violación o incesto.
Lo que ocurre en Texas no es aislado. Un total de 19 estados impulsaron restricciones al aborto este año, según un recuento del Instituto Guttmacher. Por ejemplo, Arkansas avaló una ley que prohíbe prácticamente cualquier tipo de interrupción, salvo si es necesario para salvar la vida de la madre ante una urgencia médica.
La polémica crece mientras el Congreso debate el histórico caso de Roe contra Wade -por el cual la Corte Suprema despenalizó el aborto en 1973- como medio para proteger a las féminas de los ataques republicanos.
Para Blow, la capacidad de gestar una vida y traerla al mundo es un poder, un don; pero llevar un embarazo a término simplemente no es adecuado para muchas mujeres. ¿En qué momento del embarazo ellas tienen el control? ¿Cuándo se elimina la posibilidad de elegir? ¿Por qué deberían sentir vergüenza por esta decisión?, se preguntó el analista.
Cuando una mujer sabe que está encinta, necesita sentirse libre para tomar decisiones sobre su cuerpo, su salud y su futuro, y eso no debería estar sujeto a la aprobación de la comunidad. La lucha sigue, concluyó.
Prensa Latina. Tomado de Orbe
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