Por: José Luis Rodríguez
El desarrollo industrial fue siempre una premisa para lograr las transformaciones estructurales que aseguraran el desarrollo del país. Sin embargo, lo ocurrido en el sector agropecuario estuvo en muchos aspectos presente en la industria, cuyo retroceso a partir de los años 90´ se vio también influido por la imposibilidad de alcanzar la demanda –tecnológicamente más compleja– de una mayor intensidad de capital.
Con anterioridad, y a partir de los 70´, la economía cubana transitó por un proceso incipiente de industrialización en los marcos de lo que se conoció como división internacional socialista del trabajo, lo que determinó algunas características peculiares.
Por un lado, la integración de Cuba en los marcos del CAME transcurrió esencialmente mediante el desarrollo de la agroindustria azucarera, la del níquel y otras ramas primarias agroexportadoras,como la de los cítricos. Sectores más dinámicos y de mayor valor agregado –como la producción de componentes electrónicos– no lograron una inserción adecuada en esas condiciones, a pesar de que Cuba había conseguido en ese ámbito un nivel equiparable o incluso superior al de otros estados miembros de esa comunidad.
De igual modo, la biotecnología –que comenzó a despegar en los 80´– no encontró posibilidades de desarrollo e inserción en la etapa final del CAME, entidad que desapareció en 1991. (más…)
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