Comandante de la Revolución, Guillermo García Frías. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Por Andy Jorge Blanco, Ismael Francisco
Con apenas 30 años, Guillermo García Frías obtuvo el grado de Comandante. Era 1958 y hacía dos años que se había convertido en el primer campesino en unirse al Ejército Rebelde. Junto a Celia Sánchez formó parte del grupo que apoyaría el desembarco del yate Granma y, tras la derrota en Alegría de Pío, su nombre quedó en la historia como uno de los hombres que reagrupó a los revolucionarios con Fidel Castro.
Wilfredo Núñez Pérez siempre fue conocido como un muchacho ágil y dispuesto a cualquier faena.
“Desde muy joven tuve medio de transporte propio y era amigo de Crescencio Pérez. En una ocasión, en su casa, en Ojo de Agua, Pilón, conocí a Celia, amable y conversadora, quien se interesó al instante por mi camión, por sus condiciones.
Fragmento de la Obra Susurro entre poetas de Ernesto Rancaño. Foto: Tomada de Juventud Rebelde
Por Víctor Fowler
No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil.
(A su llegada a La Habana, en Ciudad Libertad, el 8 de enero de 1959)
Cuando un episodio es conocido es necesario regresar a él o, quizás, sospechar de la seguridad con la que lo recordamos o asimilamos alguna vez; analizar, desmenuzarlo, proyectar los elementos que lo integran contra algún telón de fondo para que —de nuevo— comience a darnos sus significados. ¿Cómo aproximarnos a lo que ya sabemos y qué nos tiene que ofrecer? Un hombre joven, el líder de un grupo rebelde, quien se encuentra en un remoto punto en la geografía montañosa del este de su país, envía una breve nota a su secretaria y colaboradora de confianza. El grado de cercanía entre ambos es tal que la nota revela un sentimiento privado, recóndito, íntimo que no solo empieza a formarse, sino que —en caso de ser comunicado al resto de la tropa, integrantes del movimiento o simpatizantes— tal vez habría espantado, confundido, decepcionado o movido a risa a varios de ellos.
«Celia era y será siempre para todos sus compañeros, la fibra más íntima y querida de la Revolución Cubana; la más entrañable de nuestras hermanas. La más autóctona flor de la Revolución». Así la definió Armando Hart Dávalos, uno de sus más cercanos compañeros de lucha. (más…)
Este 11 de enero se cumplen 40 años de la desaparición física de Celia Sánchez Manduley, “la tía” como muchos decíamos cariñosamente cuando hablábamos de ella. Falleció cuando le faltaban cuatro meses para cumplir 60 años de edad. Nos abandonó tempranamente cuando la seguíamos necesitando, pero realmente no se fue.
Muchos aseguran que, como las personas buenas no mueren, ella aparece entre las flores, los helechos arborescentes o las chinas pelonas de los arroyos de la Sierra. (más…)
Celia fue una mujer de sensibilidad exquisita, llena de amor y ejemplo de luchadora incansable. (Granma)
“Celia, la más afable y cariñosa…”, le oí decir al Comandante Guillermo García Frías, al referirse a la heroína de la sierra y el llano. Así la imaginé al recapitular pasajes de su vida y entrevistar a una compañera que laboró junto a ella por más de 15 años, percepción que hoy me ratifica lo fácil de encontrar en muchos rostros de mujeres cubanas a la manzanillera que organizó la recepción de los expedicionarios del yate Granma y que ascendiera a la posteridad como “la flor más autóctona de la Revolución”, definición con que la despidió el Doctor Armando Hart Dávalos, tras su fallecimiento en La Habana el 11 de enero de 1980.
Antes del triunfo revolucionario en Cuba, la mujer estaba sumida en una especie de esclavitud doméstica, alejada de los espacios públicos y con muy poca participación en la política o las ciencias, condicionada a ciertas profesiones y roles que una sociedad machista y patriarcal le tenía asignados. (más…)