Entre las cumbres de méritos que acumuló Celia, se suma el de salvaguardar la historia de la Revolución, la memoria de hombres y mujeres que contribuyeron en los momentos cruciales a la gestación, el feliz alumbramiento y la supervivencia de la Revolución.
Por Marta Rojas

Foto: Archivo
La voz cálida, el detalle y la acción en silencio; guardiana celosa de las personas y las cosas más preciadas de la Revolución, patriota de raíz, espíritu abierto cuya sensibilidad exquisita le permitía tocar con tino el corazón de sus semejantes, bastaba que ella se lo propusiera o los otros desearan su amistad revolucionaria.
Anduvo siempre sin aspaviento, sin reclamar honores quien todos los merecía. Huidiza para recibir y pronta para prodigar felicidad y aliento; firme, enhiesta y cubana como la palma; frondosa su acogedora sombra como la que da el follaje de una ceiba. Valiente y justa, látigo a quemarropa para el enemigo de su causa, Celia era el fuego y el manantial. Gustaba de la agreste serventía del monte para andar a su gusto entre sus hermanos, pero se volvía desafiante e infranqueable muralla de concreto contra la que se estrellaban los desleales a la Revolución y los enemigos de Cuba. (más…)