El siglo XXI es el siglo de América Latina. En su primera década surgieron los únicos gobiernos antineoliberales del mundo, en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador. En la segunda, la derecha recuperó la iniciativa, sin aliento, porque no abandonó su modelo neoliberal.
Este 10 de diciembre Patricio Pardo de 26 años, víctima de trauma ocular durante el estallido social en Chile, se quitó la vida. A Pardo lo aquejaba una depresión tras el ataque recibido por la Policía chilena. Su deceso reabrió el debate sobre el abandono en que se encuentran estas personas.
Santiago de Chile es una fiesta. Bocinas, caravanas de autos, columnas de personas por la Alameda, delante del Palacio de la Moneda, mucha juventud, con banderas nacionales, mapuches y la del nuevo presidente: Gabriel Boric. La noticia de su victoria apareció como una bocanada de aire histórica en un día electoral cargado de tensiones debido a la trascendencia de la contienda, en la cual el ahora electo mandatario se enfrentó a José Antonio Kast, de extrema derecha.
Chile tenía una larga tradición de continuidad institucional. Desde 1820, cuando se afirmó el Estado nacional, sólo hubo dos momentos de ruptura institucional, uno en la década de 1890, otro en la de 1920, ambos muy cortos.
Chile tendrá nuevo presidente en una semana. Las campañas de Gabriel Boric, de Apruebo Dignidad, y de José Antonio Kast, del Partido Republicano, se encuentran en pleno desarrollo, marcadas por los debates, intentos de conquistar nuevos segmentos sociales y acusaciones cruzadas. Se trata de una contienda que enfrenta a dos modelos que se presentan en las antípodas, en un país recorrido por un río continuo de acontecimientos políticos que detonó con el estallido de octubre del 2019.
La estrecha victoria de José Antonio Kast (foto) en la primera vuelta de la elección presidencial (apenas unos 150.000 votos de diferencia con Gabriel Boric sobre 7 millones) coloca a Chile país al borde de un siniestro desenlace. Detrás de este Führer de opereta, orgulloso de sus ancestros nazis y admirador confeso de un tirano –y también ladrón- como Augusto Pinochet, hoy se agrupan en tropel los restos en descomposición de la derecha chilena tradicional. Sus pérfidos personeros, anidados en varios partidos, que al principio lo despreciaban y se mofaban de sus ridiculeces ahora lo exaltan como el mesías destinado a salvar a Chile de las garras de los vándalos de la izquierda, o de los alienígenas que la esposa del presidente Sebastián Piñera creyó ver en las grandes jornadas de octubre del 2019.
Pinochet, rodeadode militares cilenos en plena dictadura.. Imagen: AFP
Por Dominique Galerano
El gobierno de Suecia investigará más de 2.000 adopciones irregulares de niños chilenos durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, tras las investigaciones publicadas en el diario sueco Dagens Nyheter. Entre 1971 y 1992 unos 2.100 niños chilenos fueron adoptados por suecos en el marco de una campaña de la dictadura pinochetista para mejorar las relaciones con el país nórdico. De ese total de adopciones, 1.700 corresponden a la vía abierta por Pinochet en complicidad con el Centro de Adopción Sueco y grupos de la ultraderecha sueca.
“Contra el comunismo que nos azota” dijo Javier Milei en la pantalla gigante del acto de VOX en Madrid. No fue el único orador latinoamericano en el reciente acto “Viva 21” organizado por la formación de extrema derecha española. También estuvieron Keiko Fujimori, quien perdió las elecciones presidenciales en Perú en mayo pasado, Andrés Pastrana, ex presidente de Colombia, José Antonio Kast, candidato a la presidencia de Chile, y Eduardo Bolsonaro, hijo del actual mandatario. Todos, salvo Pastrana, tienen un primer punto común: son firmantes de la Carta de Madrid, el documento publicado en el 2020 por VOX y su think tank, la Fundación Disenso.
La oposición chilena presentó este miércoles una acusación para destituir al presidente del país, el conservador Sebastián Piñera, por la polémica venta de un megaproyecto minero en un paraíso fiscal revelada en los Papeles de Pandora.