#Fidel 🇨🇺: “No creas nunca si dicen que me han matado, porque ya lo hicieron muchas veces”

El 25 de noviembre de 1956 partió la expedición del yate Granma desde Tuxpan, México, hacia Cuba. Exactamente sesenta años después, en el año 2016, acontecía la dolorosa desaparición física del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.

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Los muros y las batallas de hoy

MONCADAS COTIDIANOS Autor: Juventud Rebelde

La Revolución que se renueva, que no se cansa de diseñar tácticas y estrategias a la medida de sus necesidades, todavía bebe de las ondas expansivas que nacieron de haber tomado, aquel 26 de Julio, el cielo por asalto

Por Alina Perera Robbio

Vale la pena recordar que ellos rondaban los 20 años de edad. Quizá solo dos tenían más de 30 —y eso también era tener la vida por delante—. Atravesaron la Isla del oeste al este, algunos a solo horas de la acción, porque ser nuevos en el escenario también formaba parte de la sorpresa.

En cuanto a armas, habían empezado desde cero, comprándolas en tiendas convencionales, simulando ser simples comerciantes; y en cuanto a prácticas, las realizaron en varios puntos de La Habana, también haciéndose pasar por hombres de negocios o aficionados a la caza.

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El homenaje a Haydee Santamaría celebrado esta tarde en la Casa de las Américas se inició con la evocación de las más jóvenes generaciones.

Por Haydée Arango

Yo no la conocí. Ni siquiera tuve el privilegio de escuchar en vivo su voz, o de verla caminar, gesticular, abrazar a alguien. Sin embargo, por muchos motivos mi vida ha estado inevitablemente signada por la huella de Haydée Santamaría.

Cuando nací, en 1982, mis padres eran dos veinteañeros universitarios que habían crecido en el fervor de los primeros años de la Revolución. Como muchos de sus contemporáneos, ambos se sentían partícipes responsables de un proceso histórico único, que les daba la oportunidad de construir una nueva sociedad mientras también se iban formando como seres humanos y como profesionales comprometidos con su tiempo y sus circunstancias. Sin dudas esa es una de las razones por las cuales, después de un fácil proceso de negociación entre ellos, mi nombre terminó siendo Haydée Beatriz, al igual que ocurrió con tantos niños nacidos desde aquella segunda mitad del siglo pasado y que hoy se nombran como Celia, Camilo, Ernesto, Abel… y como muchos otros líderes. 

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