
Ángel de la Guardia acompañó a Martí en el momento final. Foto: Archivo.
Por Yunier Javier Sifonte Díaz
“Los disparos de los emboscados dieron en el cuerpo del Maestro, la luz cenital lo bañó, soltó las bridas del corcel, y su cuerpo aflojado fue a yacer sobre la amada tierra cubana. De su revólver, atado al cuello por un cordón, no faltaba ni un cartucho. Había acontecido la catástrofe de Dos Ríos”. (más…)