El 28 de junio de 2009, el ejército de Honduras derrocó al presidente constitucional, Manuel Zelaya, lo subió a un avión y lo envió en pijama para Costa Rica. Eran los tiempos en los que Estados Unidos, asustados por las crecientes muestras de soberanismo latinoamericano, aprovechaban cada resquicio para tratar de revertir la correlación de fuerzas a su favor.
Por Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
Mel Zelaya, un liberal llevado por la ola comandada desde América del Sur por Hugo Chaves, había cometido el pecado capital para el cual el paraíso norteamericano no ofrece perdón: unirse al ALBA. Honduras, tradicionalmente alineada con la política norteamericana en Centroamérica, tristemente conocida como “el portaviones” de los Estado Unidos en los años de la agresión contra Nicaragua, tiene enclavada en el corazón de su territorio la base militar de Palmerola, la cual jugó un papel clave en el golpe de Estado. (más…)
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