
Por Antonio Rodríguez Salvador
Todo empezó con una extraña huelga de hambre en el barrio de San Isidro, en La Habana. Parecía más un reality show, una puesta en escena, un performance. Un grupo de jóvenes decían negarse a comer y beber agua hasta que liberasen a un compañero que estaba preso, pero nadie, con tres o cuatro días de inanición, tiene fuerzas para bailar, cantar, y brincar como si estuvieran en una fiesta. Y era esto lo que mostraban los videos filmados por ellos mismos, y que con frecuencia subían a las redes sociales.
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