
Por Liz Conde Sánchez
Seres humanos, ante todo, son también los agentes de los Órganos de la Seguridad del Estado. Asumen de manera extraordinaria el peligro de infiltrarse en las redes del enemigo para proteger al pueblo cubano, pero al mismo tiempo afrontan, desde la vida cotidiana, los retos que les impone su condición: ocultar la doble identidad, temer a ser descubiertos, arriesgarse a perecer en la contienda, lidiar con las relaciones familiares y laborales, tener la capacidad de transformarse en otro «yo», que no le corresponde en la realidad.
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