Fue un proceso largo desde el fin de la dictadura de Pinochet hasta estas elecciones. Fue una transición larga, que restauró la democracia política en Chile, pero mantuvo la Constitución impuesta en plena condición de estado de sitio por Pinochet- aunque fue modificada en varios aspectos- y la política económica neoliberal.
Por Aline Pérez Neri, corresponsal de Cubainformación en México
La democracia parece ser una palabra que depende de quien la usa. El profe Raúl Capote Fernández nos habla en su nueva sabatina en vivo desde su página de Facebook Las memorias de Daniel de la falsa democracia estadounidense, la que está en manos del 1% de los más poderosos, y de la democracia del pueblo, la verdadera, la del heroico pueblo chileno y boliviano.
Un símbolo es una huella perdurable en la memoria. Transita por procesos de codificación y habita en el pensamiento de los que asumen el cobijar y recontextualizar hechos cotidianos, pasajes históricos, expresiones artísticas o sustantivas escrituras quebradas, vueltas a recomponer.
Pinochet en el plebiscito para aprobar la Constitución de 1980. Imagen: AFP
Por Juan Carlos Ramírez Figueroa
La transición a la democracia chilena conscientemente aceptó la Constitución elaborada por la dictadura de Pinochet en 1980. O, mejor dicho, la pasó por alto. Patricio Aylwin (DC), el futuro presidente, que sucedería el general lo señaló cuatro años después de promulgada la Carta Magna en un seminario repleto de políticos de la oposición y con un título que no llamaba demasiado la atención: “Un Sistema Jurídico-Político-Constitucional para Chile”.