
Aquel octubre fatídico no solo comprometió la felicidad de un número considerable de familias, sino que alimenta en muchos cubanos la sed del crimen impune (Vanguardia)
Todo aquello fue engullido por el alarido del viento, por el trueno y el quebranto aparatoso de la velocidad…
Mario Ernesto Almeida Bacallao
CU-455, Barbados-La Habana, octubre, 1976
Las últimas expresiones de Magaly, Moraima, Marlene, Silvia Marta, Miriam y María Elisa no quedaron registradas en ninguna caja negra. Nadie podría aventurarse en una descripción cinematográfica de la forma en que se apretaron al asiento, de lo que alguna le habría gritado a las otras o, simplemente, de la neurálgica introspección postrera de las infortunadas aeromozas. (más…)