
Por Eduardo Palomares Calderón
Junto a más de 250 acciones combativas que no dieron tregua al enemigo, entre los significativos aportes del II Frente Oriental Frank País al triunfo revolucionario resalta la atención concedida por su jefe fundador, Comandante Raúl Castro Ruz, al vínculo con la población mediante acontecimientos tan estratégicos como el Congreso Campesino en Armas, efectuado hace hoy 62 años.
Desde la misma llegada a la zona, a inicios de marzo de 1958, la columna rebelde procedente del corazón de la Sierra Maestra sintió el acercamiento del campesinado, heredero de las tradiciones de lucha que tuvieron en Realengo 18 verdaderas manifestaciones épicas de rebeldía por el derecho a la propiedad de la tierra, arrebatada por terratenientes o esquilmada por manos extranjeras.
Haciendo suyos sus reclamos, la organización del campesinado aparece entre las prioridades de la Comandancia del Frente, que crea los Comités de Campesinos Revolucionarios, encargados de contribuir a las reservas de alimentos de los combatientes, misiones de inteligencia, la preservación del orden y, en especial, a la unidad con las fuerzas rebeldes.
Revelador en esa visión de Raúl fue el consiguiente desarrollo y perfeccionamiento de la estructura que dio lugar, con tareas más abarcadoras, al Comité Regional Campesino, a la articulación de decenas de comités de campesinos por toda la serranía, y como colofón y desafío a las fuerzas del régimen de Batista, a la celebración del citado Congreso en medio de la guerra.
Convocado por el Comité Regional Campesino y apoyado decisivamente por la Comandancia del Segundo Frente, acudieron al encuentro, efectuado en el salón de baile de Soledad de Mayarí, 303 campesinos procedentes a caballo o a pie de varias zonas de Alto Songo, Mayarí, San Luis, Sagua de Tánamo, Banes, Antillas, Guantánamo, Yateras y Baracoa.
Justo a las 11 de la mañana del 21 de septiembre de 1958, y con la presencia del Comandante Raúl Castro; de la delegada del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, Vilma Espín Guillois, de otros jefes rebeldes, y de dirigentes campesinos, comenzó la cita con el informe de José «Pepe» Ramírez Cruz, presidente del primer Comité Regional Campesino creado.
La clausura estuvo a cargo del joven de 27 años, Comandante Raúl Castro Ruz, quien en emotivas palabras precisó que sin la Reforma Agraria era impensable la Revolución Cubana, «(…) y en el día de hoy está iniciándose, está gestándose, está naciendo la Revolución Agraria, que ha de echar las bases de la verdadera Revolución Cubana».
Además, agradeció a los campesinos la ayuda prestada al Ejército Rebelde, el cual siempre defendería los intereses de los humildes, los instó a estar al tanto del curso de la guerra, insistió en la unidad frente a los divisionistas, los oportunistas y enemigos del progreso de la patria, y les aseguró que sus anhelos se harían realidad al triunfo sobre la sangrienta dictadura de Batista.
Esa certeza cumplida por la Revolución en las transformaciones sociales acometidas en la serranía, tienen precisamente en Soledad un monumento, no en el otrora salón de baile convertido en museo, sino en la escuela aledaña al histórico recinto, en el consultorio médico a escasos metros, en la electricidad, la telefonía, las carreteras… y demás conquistas, que han hecho realidad los sueños del lomerío.
Tomado de Granma
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