Por Nazín Salomón Ismael
Dicen que la historia que perdura es la que mejor se ha vivido. Quizás por eso el ser humano busca «palpar» intensamente aquello que desea y que, de cierta forma, le ofrece felicidad. Pero, no todas las enseñanzas provienen de gratas experiencias.
En dos ocasiones he podido conversar con un joven santiaguero que ya entiende el significado de estas palabras. La primera vez, aún trastocado por el alza de una pandemia desconocida, y mientras protagonizaba un rol tan humano como el de ofrecer su propia sangre inmune para salvar a otros. Y hace tan solo unos días, gracias a la invitación hecha por sus compañeros de la Aduada, donde ejerce como Oficial-Técnico Canino, y reserva de Cuadro.
¿Cómo ha transcurrido la vida de Osmel González Rodríguez, sobreviviente a la Covid-19, en los últimos ocho meses?
Regresar al trabajo luego de haber superado la enfermedad fue difícil. Estuve todo este tiempo tomando medicamentos que eran muy fuertes y que me producían mucho agotamiento. Al salir del hospital comencé a presentar algunos síntomas, en su mayoría debido a las medicinas, como tos y afectaciones en la piel, lo que me hizo pensar que la enfermedad estaba de regreso, pero no fue así, solo eran secuelas.
Volví a internarme, esta vez en el Hospital Clínico Quirúrgico, debido a todas estas reacciones que, si te soy sincero, me tenían muy preocupado. Después de unos días, de nuevo en casa, continué tomando antibióticos. Me reincorporé a mis funciones en el mes de junio, pero a medias porque aún no tenía las fuerzas suficientes, estas fueron recuperándose poco a poco.
Tan cerca del contagio, en primera fila
Mi trabajo es prácticamente un filtro para las enfermedades. Todos sabemos que la principal fuente de infección del coronavirus, y otras enfermedades, ha sido externa, pero son riesgos del oficio.
El primer vuelo que entró por el Aeropuerto Internacional Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, al reabrir, lo atendí yo. No voy a explicarte cómo andaban mis nervios en esos días porque ya lo debes imaginar, y no solo por mí, también pensando en mi compañero canino que debe acercarse a los pasajeros y sus equipajes sin ningún tipo de protección.
En estos momentos estoy trabajando en el puerto por decisión de mis superiores, para evitar alguna reinfección, pero cuando haga falta apoyaré a mis compañeros en el control de los vuelos que arriben.
Un gran significado sin llegar a la elegía
Debo pensar que tuve suerte. En el mes de abril, cuando di positivo, se conocía muy poco sobre esta infección, y el miedo, sumado a los detestables síntomas de los que todos hablaban, afectaban mucho más. Sinceramente, pasé momentos de pura angustia, viendo a mi alrededor personas agravarse, y peor. Desconocidos con los que lograba conversar tranquilamente durante dos minutos antes de que comenzaran a morir. Fue algo desgarrador.
¿Qué queda más allá de lo sobreentendido?
A pesar de todo, de los temores y desconfianzas, me siento orgulloso por mantener las fuerzas en el momento que había que hacerlo. Cerré los ojos muchas veces, tratando de alejar de mi mente aquello que estaba pasando con los demás. Por eso, hay que mantenerse con actitud positiva y no perder el ánimo para que nuestro organismo gane la pelea. Con este virus hay que fajarse.
«Solo tenía que levantar la mano»
Estuve ingresado durante veinte días en el Hospital Militar de Santiago de Cuba. Las atenciones del personal médico y colaboradores fueron excelentes. Actuaban sin demora ni titubeos; muy humanos. Creo que, a pesar de las implicaciones, la atención a pacientes con Covid-19 se volvió costumbre para todos ellos, y así lo reflejaban; cero miedo.
Todos los medicamentos y tratamientos estaban listos a su hora. Si deseaba alimentos o alguna otra cosa solo tenía que levantar la mano. Me siento muy agradecido.
Seguridad y exigencias para todos
Quienes pretendan traspasar la frontera cubana deben cumplir con las medidas sanitarias pertinentes, aunque nosotros no escatimamos a la hora de hacerlas valer.
Algunos tratan de engañar al personal médico dando direcciones de alojamiento falsas, y ocultando síntomas, por eso es parte de nuestras funciones hacer todo lo posible para obtener las informaciones correctas, así se evita un contagio masivo bajo nuestra responsabilidad.
Todos los trabajadores de la Aduana estamos provistos de medios de protección, y se le exige al viajero, de igual forma, que cumpla con cada protocolo de sanidad requerido.
Hábitos de protección que no recaen
Prevenir la entrada de drogas a Cuba es una actividad prioritaria y fundamental para los trabajadores de la Aduana. No podemos permitir que estas sustancias nocivas circulen por el país.
Formamos parte de un personal de enfrentamiento que primero estudia a los pasajeros gracias a informaciones adelantadas que se nos envían. De esta forma, se priorizan algunos viajeros por sus antecedentes, en su mayoría.
En todo el año hemos tenido siete casos positivos a la entrada de droga por nuestro aeropuerto. Hace poco fueron tres, quienes los portaban encima, algo complejo de detectar, y sobre los que se actuó de forma efectiva, concluyó.
Osmel se siente bien, ya está tranquilo. Su familia, preocupada, pero feliz por su evolución, ha sido el mayor apoyo, y así lo percibí en nuestros diálogos.
Antes de despedirnos, me comentó que ya está listo para ser papá; un deseo que comparte con su esposa. Sé que cuando la vida le otorgue ese regalo tendrá una buena historia que contar, de esas que jamás se olvidan y hacen a los hijos sentirse orgullosos.
Tomado de Sierra Maestra
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