
El poeta Roque Dalton. Foto: Archivo de Granma
Por Madeleine Sautié
Hay hombres que besan, con la poesÃa que llevan en sÃ, tanto lo que escriben como lo que hacen. A esa estirpe pertenece el intelectual salvadoreño Roque Dalton, asesinado hace 45 años y venido al mundo en 1935, un dÃa como hoy.
Si bien duele su muerte, perpetrada por una fracción del Ejército Revolucionario del Pueblo, con alma miserable incapaz de valorar la grandeza de un militante como Roque, figura cimera de la intelectualidad revolucionaria latinoamericana –y la inconformidad es inmensa cuando no se ha hecho justicia y sus familiares batallan por que se esclarezcan los hechos y se conozca el paradero de sus restos mortales–, mejor será hablar de su vida, que no olvidan las fuerzas nobles del mundo, entendidas en posturas intachables como las que sostuvo en su fecunda existencia.
«De repente me di cuenta de que yo tenÃa necesidad, real urgencia de decir un montón de cosas acerca de mi paÃs, de los hombres, de lo que yo pensaba. Y el instrumento que hallé a mano (…) fue la palabra escrita bellamente, que entiendo que es la poesÃa, y desde entonces (…), lo espero seguir siendo hasta morir: un poeta revolucionario que sà tiene verdadera conciencia de los problemas de su tiempo y que sabe positivamente que ha encontrado una verdad, esta vez sÃ, definitiva», expresó en una ocasión dejando testimonio de la pujanza de un destino, lo mismo intelectual que polÃtico.
Con una obra tempranamente reconocida, puesto que con 21 años mereció el Premio Centroamericano de PoesÃa, otorgado por la Universidad de El Salvador, y dos años después vuelve a recibirlo, Roque halló en Cuba, donde se radica en 1962, una oportunidad enriquecedora, la que consideró «la experiencia más importante de mi vida».
Como la de tantos autores del continente, nuestra Casa de las Américas fue su casa. En ella alimentó su vocación literaria y rebelde. Tres menciones en el Premio de PoesÃa –El turno del ofendido (1962), Los testimonios (1963) y Los pequeños infiernos (1966)– y finalmente el Premio en 1969 por el poemario Taberna y otros lugares, lo hacen figura de permanente presencia en sus predios y en su revista.
Revisitar el volumen de la colección Materiales de la Revista Casa de las Américas, publicado en 2010, de Roque y sobre él, bien pueden nutrir el intelecto y saciar curiosidades en torno a esta voz esencial que nos lleva de sorpresa en sorpresa. Numerosos trabajos suyos y de otros renombrados autores, que en su honor han escrito, aparecen en el texto.
Cálidas resultan las palabras de Ernesto Cardenal: «Roque Dalton estaba siempre de buen humor a pesar de los horrores que habÃa pasado, y de los horrores que lo esperaban por delante y que él adivinaba. El compromiso (…) con la revolución era como un compromiso matrimonial. (…) Ahora él está encarnado en muchas vidas. (…) Está riendo porque está triunfante. (…) Pronto será parques infantiles, escuelas, hospitales, será sus poemas escritos antes y muchos poemas por venir».
En esa clave será recordado cuando cumple, a pesar su deceso, 85 años de vida. Para tocar su hombro y ser tocados por él, un grupo de poetas cubanos se reúnen hoy a las 3:30 p.m., en la Casa de las Américas. En ausencia de público, el recital se transmitirá online por la cadena de páginas de Facebook Streaming Cuba y el Canal YouTube del Ministerio de Cultura de Cuba y a través del Canal Caribe y Cubavisión Internacional de la tv Cubana.
Otros han sido y serán los homenajes a Roque este mes en que vino al mundo y lo arrebataron de él. La página web Bajo Llave PoesÃa y la Casa de la Cultura de El Salvador en Washington, realizan un homenaje virtual desde el 10 hasta hoy. También los próximos 29, 30 y 31 de mayo tendrá lugar, por medio de las redes sociales, el ii festival de poesÃa No te pongas bravo, poeta, con participación internacional, auspiciado por el Centro Cultural de España en El Salvador, la SecretarÃa de Cultura de San Salvador y la Editorial ValparaÃso. Ambas iniciativas están asistidas por la Fundación Roque Dalton.
Tomado de Granma
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